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A las puertas de una nueva recesión económica

Desde principios del 2022 los rumores de una nueva crisis financiera han ido intensificándose. En la actualidad, la mayoría de los mercados ya experimentan bajadas superiores al 20% (60% en el caso de las criptomonedas), pero ¿Cómo hemos llegado otra vez a una nueva recesión económica?

Tabla de contenidos

A las puertas de una nueva recesión económica

Los antecedentes de un problema previsible

Tras la gran crisis financiera de 2008 la macroeconomía inició una recuperación paulatina del batacazo. Los programas de estímulos monetarios de la Reserva Federal Americana (FED), los famosos “Quantitative Easing” (QE) abrieron la puerta a políticas económicas expansivas y los gobiernos de numerosos se sumaron a estas iniciativas, aumentando los techos de deuda pública durante la década del 2010 tratando de recuperar el tiempo perdido.

A partir de 2008 se inició un periodo de prácticas monetarias expansivas con la intención de permitir la recuperación a nivel mundial

Estas maniobras económicas fueron dejando atrás la gran recesión económica hasta reducirla a un recuerdo. No fue hasta 2016 cuando se propuso un intento de poner freno a estas políticas, con el fin de reestructurar los balances monetarios circulantes y mantener la inflación en niveles óptimos. Sin embargo, estos intentos por frenar el ascenso «irremediable» de la deuda fracasaron estrepitosamente y condujeron a la FED y al Banco Central Europeo (BCE) de nuevo a emprender una huida hacia delante, manteniendo el ritmo de compra de bonos del tesoro.

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Las causas de la nueva recesión económica

Con esta breve historia llegamos al año 2020. El año inició su andadura con una situación macroeconómica tensa y una sensación de derrota todavía reciente por parte de la FED, al no haber podido corregir los errores en la década pasada.

Durante ese año, la FED y el BCE tomaron la decisión de emitir divisas de una forma que no se había visto anteriormente, con la intención de estimular una economía que se encontraba en una posición de relativa vulnerabilidad.

Durante el año 2020 se imprimieron más billetes de USD que los que se habían impreso en toda la historia de EEUU, el 22% del total circulante

Esta emisión de divisas sin precedente, asociada a la insuficiencia de las cadenas de producción mundiales (principalmente en la fabricación de microchips), el atasco de grandes puertos mercantiles a nivel mundial y la situación de hiperlaxitud crediticia, con tasas de interés al 0% acabaron dando forma a la tormenta perfecta en que nos encontramos actualmente, una nueva recesión económica.

Si nos detenemos a estudiar la gráfica del SP500 y los principales índices mundiales, se puede apreciar como las políticas ultraexpansivas de la FED trazaron “de manera indirecta” un violento patrón en V que catapultó la cotización hasta cifras muy superiores a las que había antes de la emergencia sanitaria. Pero si 2020 fue un año de incertidumbre y políticas monetarias aberrantes, 2021 construyó el escenario inflacionista que actualmente sacude los mercados.

patron en v sp500 una nueva recesión económica — Patrón característico en V del SP500 en marzo-abril 2020. Imagen obtenida de TradingView

Por una parte, los inmensos volúmenes de capital que se imprimieron, acabaron de manera directa o indirecta inyectando abundante liquidez en los mercados financieros (buen ejemplo de ello fue el rally de Bitcoin o Ethereum). Esto, a su vez condujo a que la práctica totalidad de mercados financieros experimentaran crecimientos anómalos y desproporcionados en relación a la situación macroeconómica global. Por otra parte, las dificultades sociales derivadas de la emergencia sanitaria acabaron por llevar a los gobiernos a implementar políticas sociales de apoyo a la ciudadanía como los ERTE, los recortes de impuestos en múltiples sectores o la entrega directa de cheques a la población.

Esta situación contribuyó a incrementar el efectivo en manos de los particulares (EMP) en occidente. Algunas familias vieron incrementadas sus reservas de capital y la posibilidad de solicitar créditos muy baratos, pero no tenían opción de gastarlo en productos que no fueran de primera necesidad, debido a los problemas globales en la producción de bienes y la imposibilidad de disfrutar de la mayoría de las opciones de ocio como viajes, restauración o turismo.

Estos dos puntos, contribuyeron de manera decisiva en la génesis de una nueva recesión económica global, pero ¿Por qué las deficiencias en las cadenas de producción y el ahorro de las familias han tenido un peso tan importante en la inflación?

La respuesta no es sencilla. Las dificultades en las cadenas de producción, elevaron los precios de los productos manufacturados. A su vez, el aumento de las reservas de capital y liquidez en la población, junto con la posibilidad de poder solicitar crédito a coste 0 empujó la demanda de esos productos encareciendo todavía más su precio. Por si fuera poco, los cortes en el suministro de combustibles fósiles y el encarecimiento de su precio multiplicaron el coste de la producción general de bienes, que condujo a numerosos Estados a tener que iniciar programas de subvenciones y topes al precio de la energía.

Si quieres saber más sobre el peso que tiene la energía sobre la inflación pulsa aquí.

La suma de todos estos elementos, dio forma a una bola de nieve que comenzó a moverse cuesta abajo a principios del 2022, dibujando correcciones en la mayoría de las gráficas. La situación, que inicialmente no era buena, empeoró con el incremento del coste de la energía, disipando toda duda sobre la llegada de una nueva recesión económica.

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Las consecuencias de las decisiones tomadas

Los elementos anteriormente comentados configuraron la coyuntura macroeconómica que vivimos hoy, pero la pregunta que surge es ¿Qué medidas se van a tomar para revertir esta situación?

Analizando la panorámica de manera detenida, se intuye que el principal enemigo a batir es el encarecimiento de los precios de las manufacturas y la incapacidad para obtener energía de manera eficiente. La FED, observadora implacable de los mercados, fue testigo del auge de la inflación y sabedora de las fuentes que han guiado su aumento, ha decidido iniciar un plan de retirada de estímulos sin precedentes.

Las constantes subidas de tipos de interés que se están llevando a cabo a velocidad de vértigo (con un nivel objetivo que supera el 4,5%), suponen un incremento de los costes de financiación de las empresas y particulares nada desdeñable. Por otra parte, este organismo ya está implementando programas de “Quantitative Tightening” (QT) que vienen a ser la contrapartida del QE. Estos planes tienen el objetivo de reducir la compra de bonos y extraer liquidez del mercado, para conseguir así reducir la inflación y llevarla a números más “amigables” por debajo del 8%.

El problema de estas medidas es que irremediablemente buscan un “shock de demanda”, es decir, la reducción del poder adquisitivo de los ciudadanos, fomentando con ello una paulatina disminución de los precios de los bienes.

Conclusión

Si estas políticas monetarias contractivas se llevaran hasta las últimas consecuencias, parece razonable pensar que los precios van a acabar bajando y que por tanto la inflación se va a corregir (en mayor o menor medida), sin embargo, no cabe duda de que la mala previsión de los organismos monetarios nacionales e internacionales va a llevar a la humanidad hacia una nueva recesión económica que van a tener que asumir los de siempre, transitando el camino de una nueva recesión económica.

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